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martes, 18 de junio de 2013

LIZICA CODREANU en «Danser sa vie»

Lizica Codreanu en la pelicula Le petit Parigot de René le Somptier, 1926

El año pasado, hasta el 2 de abril 2012, en el Centro Pompidou  de Paris, se presentó una interesante Exposición «Danser sa vie», dedicada a demostrar la fusión y el dialogo constante entre las artes plásticas y el arte coreográfico, desde los años 1900 hasta la actualidad. El título de la exposición está inspirado de una frase de Isadora Duncan: “Lo único que he hecho es danzar mi vida”
A través de las 450 obra, la exposición ilustraba el inicio de la modernidad, intentando aclarar de qué forma se han influenciado mutuamente la danza moderna y las artes del siglo XX. La amplia selección de fotografías, pinturas, esculturas, varias obras audiovisuales y coreográficas, reunió las figuras artísticas más representativas de los principales movimientos que han escrito la historia del arte moderno y contemporáneo en el  siglo 20.


Una de las obras presentadas representa a Lizica Codreanu en la película “Le Petit Parigot”, del 1926 donde el vestuario y los decorados fueron diseñados por Sonia Delaunay.

Lizica Codreanu (1901-1993) nació el 30 de junio, 1901, en Bucharest (Rumania) donde estudió  Artes Plásticas e Historia del Arte. Simultáneamente,  tomo cursos de danza. En 1919, cuando su hermana Irina viaja a Paris para estudiar escultura con Bourdelle, y posteriormente con Brâncuşi, Lizica la acompaña con la intención de ser bailarina. Estudia el ballet  clásico con Valadina şi Nijinska, pero su deseo de expresarse libremente a través de su arte la conduce  a desarrollar su propio concepto sobre el movimiento. En esta época, cuando la danza moderna apenas se iniciaba, sus convicciones artísticas sobre la expresividad de los movimientos  escénicos del cuerpo la hacen evolucionar hacia un ritmo propio, con total independencia. Su danza, caracterizada por la improvisación, es el medio que le permitía expresarse libremente y estar en armonía con ella misma y con el exterior.
Lizica Codreanu, 1919

En aquella época Paris era un fértil centro de creación y difusión artística donde surgen numerosos movimientos de vanguardia con una gran diversidad estilística, la mayoría vinculados al expresionismo, aunque interpretado de forma personal y heterodoxa.
La danza expresionista surgió en este contexto de innovación, rompiendo con el pasado, o sea con el ballet clásico, buscando nuevas formas de expresión  donde cobran mayor relevancia la libertad corporal y la relación con el espacio. Con la autoexpresión corporal el artista intenta expresar su interior con movimientos naturales y dinámicos alejándose de la métrica y el ritmo de la danza clásica.
Lizica Codreanu, bajo la influencia de sus celebre maestros, como Diaghilev, Larionov, Iliaz, se acerca mucho a la estética del espectáculo vanguardista de la época. En escena, con un maquillaje especial que acentuaba  la expresividad del rostro y una vestimenta peculiar, diseñada en un espirito vanguardista, lograba  potenciar  los rasgos netamente expresionistas de su danza.


Lizica y su hermana, eran conocidas en el medio artístico parisino como cercanas a Constantin Brâncuși. Junto con otros artistas frecuentaban el taller del reconocido escultor y muchas veces,  a través de la música y el baile recordaban con nostalgia su origen común.

Lizica y su hermana Irina Codreanu con C. Brâncuși y MartheLebherz, Paris,1926

Lizica y su hermana Irina Codreanu con C. Brâncuși y MartheLebherz, Paris,1926

Lizica y su hermana Irina Codreanu con C. Brâncuși , Paris,1926

Lizica y su hermana Irina Codreanu en el taller de C. Brâncuși 

En algunas ocasiones Brâncuși le colaboró con diseños para la escena,  como en el ballet de Eric Satie  “Gymnopedies”. El conjunto de 3 piezas para piano compuesta en 1888 y orquestado por Claude Debussy, presentado en 1922 en Paris por el grupo vanguardista, es uno de los primeros pasos hacia la danza contemporánea. Para el espectáculo Lizica, quien hacia parte del Ballet ruso de Diaghilev, representaba a la bruja con el traje diseñado por el escultor. Testimonio de este  breve roce de Brancusi con el mundo de la moda son las fotografías que el mismo tomó, durante el espectáculo improvisado en su taller, en 1922.  







Lizica Codreanu fue una figura constante del círculo vanguardista de los artistas en los años 20, en Paris. En 1923 y 1924 participó en varios espectáculos de danza o veladas organizadas en Paris. En  Mouvement Perpétuels de Francis Poulenc o en Le Coeur à gaz de Tristan Tzara llevaba trajes creados por Sonia Delaunay. Para la diseñadora de vestuarios, Lizica era su favorita y la consideraba  „una libertadora de la imaginación quien se libera a si misma a través de la danza”.
El año 1926 representa el apogeo de la carrera de Lizica, con su danza en la película  Le Petit Parigot.
Para los años 20, el cine empezaba a convertirse en un campo de experimentación de los artistas (pintores, escultores e incluso arquitectos). Entendieron que el séptimo arte puede ser un instrumento con el que podían expresarse y también, darse a conocer a un público mayor.
En la película Le Petit Parigot dirigida por René Le Somptier, Sonia Delaunay diseño los trajes. El baile de Lizica fue muy apreciado en la época.

Escena de la pelicula Le petit Parigot de René le Somptier, 1926

La danza de Lizica Codreanu en la pelicula Le petit Parigot de René le Somptier, 1926

Lizica Codreanu en la pelicula Le petit Parigot de René le Somptier, 1926. Vestuario: Sonia Delaunay

Posteriormente, a poco tiempo, Lizica desaparece de las escenas parisinas. Al casarse con es escritor y periodista Jean Fontenoy (1899-1945), quien era corresponsal para Havas la Shanghai, ella suspende sus actividades  para acompañar a su marido en el Oriente. En 1928 nació  su hijo François, en 1931 regresó a Francia y de divorcia en 1936. Durante su estancia en el Oriente, Lizica continúa experimentando con su arte y aprende practicar el yoga.
De regreso a París, abre una sala de Hatha Yoga en 1938, donde atiende a numerosas personalidades del mundo de la cultura, importantes figuras de  Hollywood o miembros de la realeza europea. 

Lizica Codreanu en  su sala de Hatha-Yoga, Paris, años ´30.

Se retiró en 1971 y murió en Louveciennes en 1993.
Su carrera en la danza fue corta y atípica. Según su concepto personal, la danza, el movimiento donde predomina la improvisación, debe responder a una música interior.


En octubre 2012, la Casa de subastas Sotheby’s, vendió una de las fotografía de Lizica Codreanu, tomada en 1923 por Brancusi en su taller,  por la suma de 42.750 de euro.

Imagenes e información: 1, 2, 3, 4, 5

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