Se debe empezar el año por algo y creo que lo más correcto sería comenzar con...Enero.
En mi blog
seguiré con lo mismo: un poco de todo, en general y de nada en especial, según llegara
la inspiración del momento.
Hoy, vuelvo
a empaquetar otra vez mis libros y las
antiguas revistas, para un nuevo viaje. No me hace mucha gracias pero es una
forma más, para comenzar un año. Encontré un Almanaque de 1927 de la Revista “Blanco
y Negro” y decidí dejarlo a mano, para comenzar cada mes del blog con el articulo correspondiente. Estamos en el mes con que principia el año:
HISTORIA DE LOS MESES. ENERO
Escenas
populares del año: Madrid. La Feria de San Antón (foto: Portela)
Roma
convirtió a Zeus en el portero que abre y cierra el cielo a la luz, y lo
personificó en Jano (de janua, puerta), proveyéndolo de un bastón en la diestra
mano y de una llave en la siniestra. (Con cambiarle el bastón por un chuzo, ya
está descubriendo el comienzo del linaje de los serenos madrileños.)
Para
deificar al excelso portero, lo hizo dios del cielo luminoso y de los orígenes
y principios de todas las cosas. Le dedicó un templo en la capital del Imperio,
en el monte que aún conserva el nombre de Janículo, y le instituyó como homenaje
las fiestas llamadas Januales.
El pueblo,
considerando que el guardián abridor y cerrador de las puertas del universo
debía lógicamente velar por los hogares, lo reverenció como señor de las
puertas y de los huecos que dan luz a las viviendas, y, con un pequeño esfuerzo
de imaginación, lo conceptuó encargado de abrir las puertas de la vida y de
llevar, con la luz, la paz.
Por
compañera le fue atribuida Cárdea (de Cardines, los goznes de la puerta), y
como el arco triunfal (janua) tiene dos fachadas, los artistas inventarón el
Jano doble, con dos caras, mirando a lo pasado y a lo porvenir. Y cayó sobre el
portero celeste la calumnia de la doblez, de la cual todavía no ha logrado
redimirse.
Para
inmortalizarlo en su recuerdo, lo conmemoraron en la aurora de cada día, en las
calendas de cada mes y en el primer mes
- comienzo de entrada- de cada año.
Jano,
trodaco en Jánitor (portero), fue y continúa siendo, el padrino de Januarius o
Januario, nombre del mes con que principia el año.
Y al
arromanzarse en Castilla el idioma que codificó Nebrija y que muy luego
ennobleció Cervantes, el Januario. Pasando de boca en boca, se deformó y se
transformó sucesivamente.
Acaso,
durante algún tiempo, fue Januero; después, probablemente, se simplificó en Janero y finalmente, con la elisión de la inicial y la
transformación de la a en e, se llegó a Enero, que, por deber su nombre a Jano,
fue y continúa siendo el portero del año.
LO MEJOR DE ENERO
por Manuel
Abril
La sentencia
vulgar “Año nuevo, vida nueva”, eso es lo mejor de

Entramos por
Enero en la vida con el optimismo en el alma y una docena de uvas en el cuerpo;
las doce píldoras del específico regenerador que nos ha de volver nuevos.
Tampoco se nos ocurre en Marzo recurrir a tal específico. Si en Marzo, o en
cualquier otro mes que no sea el de Enero, se nos ocurre reanimarnos,
recurrimos a esas mismas píldoras, pero la forma líquida y según fórmula no
nueva, sino lo más añeja posible.
En Enero damos
todas la medida de nuestra aspiración y capacidad al buscar la Nueva Vida.
Quienes van al Bazar de Vidas Hechas y aceptan la primera que les cuelgan,
según patrón. Así les viene luego de anchas, o de estrechas. Quienes,
confundiendo la moda con lo nuevo, se encargan una vida de última novedad: vida
celeste o roja, vida Benito, vida Plus Ultra o vida Plus simplemente. Hay
modelos de vida gris, sustancia con ribetes de liberty; hay modelos azul
gendarme o azul Prusia (pero éste ya se encuentra un poco demodé, aunque puede
volver a llevarse), con adornos paja de
Italia y acuchillados de Marta o de Marte; hay modelos verde viejo con
aplicaciones renard….
Algunos de
limitan a volverse la vida del revés, como se vuelven las gabrdinas. Se zurcen
la herida del corazón, en donde llevaban el pañuelo, y vuelven la casaca, haciéndose
ilusiones de que no se les nota.
Pero eso no
es vida nueva; eso es volver lo viejo para dentro. Y eso es un error, porque es
por dentro por donde la vida se renueva. No hay que darle vueltas.
Por vueltas
que le demos siempre resultará que, de Enero a Enero, perdemos la vida en manos
del banquero y en derredor de mesas más o menos verdes.
La única
vida que no tiene cambio, ni vuelta, ni
quiebra,, es la otra, la Eterna. Es la única que no se deteriora; por algo es
eterna. Pero hay que morirse para pasar a mejor vida. Mientras andemos por aquí,
todas se deterioran.
Por eso conviene
que llegue el mes de Enero y nos recuerde que, sea lo que fuere nuestra vida,
debemos estar atentos para, de año en año, renovarla. Como las papeletas del
Monte.Texto e imágenes: Revista BLANCO Y NEGRO, ALMANAQUE 1927
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