"Barcas varadas en la playa, Valencia", 1915, Joaquín Sorolla
Después de
conocer y “sentir” Valencia, con su mar lleno de magia, con su sol siempre resplandeciente,
con su luz única, intensamente blanca, después de sentir su brisa durante largos
paseos matinales por la orilla, solo después de todo esto, al contemplar un
cuadro de Sorolla se siente una gran emoción, una inmensa nostalgia por
aquellas silenciosas mañanas valencianas alguna vez vividas y hoy, quedadas atrás,
entre los recuerdos del pasado.
Barcas pescadoras, Valencia, 1908, Joaquin Sorolla
Saliendo del baño, 1908, Joaquín Sorolla
Antonio García en la playa, Valencia, 1909, Joaquín Sorolla
Joaquín Sorolla
supo poner en sus cuadros todo lo mágico de su Valencia. Pintados hace más de
100 años, frente al mar, en la playa de Valencia, son imágenes en pleno
movimiento, iluminadas por una fuerte
luz blanca, donde los personajes conviven con el mar, trabajan, luchan, sufren y aman junto a él.
Pescadores valencianos, 1895, Joaquín Sorolla
Playa de Valencia. Sol de la mañana, 1901, Joaquín Sorolla
Comiendo en la barca, 1898, Joaquín Sorolla
Cosiendo la vela, 1896, Joaquín Sorolla
El botijo, 1904, Joaquín Sorolla
Remendando las redes, 1901, Joaquín Sorolla
La vuelta de la pesca, 1894, Joaquín Sorolla
Playa de Valencia. Sol de la tarde, 1903, Joaquín Sorolla
¡Aún dicen que el pescado es caro!, 1894, Joaquín Sorolla
El día feliz, 1892, Joaquín Sorolla
Después del baño, 1902, Joaquín Sorolla
Madre e hija. Playa de Valencia, 1916, Joaquín Sorolla
Verano, 1904, Joaquín Sorolla
Cuando una de
estas emocionantes estampas marinas logra transportar la imaginación más allá
del tiempo y su realidad, logra recordar aquella extraña sensación que solo se vive frente a
este mar... Es cuando por un instante,inesperadamente, todos los sentidos se funden en un profundo estado de serenidad e inmenso placer que fluye suave y libremente junto con las olas. Son aquellos momentos mágicos que surgen de repente, en una mañana cualquiera, frente al blanco manto incandescente del sol sobre el mar, uniendo el horizonte lejano con la húmeda orilla. Es cuando se siente la felicidad profunda del ser y de la vida.
Mediodía en la playa de Valencia, 1904, Joaquín Sorolla
Saliendo del baño. Valencia, 1915, Joaquín Sorolla
Niños en la orilla del mar, 1903, Joaquín Sorolla
Después del baño. La bata rosa, 1916, Joaquín Sorolla
Después de
vivir estos instantes únicos, llenos de fantasia, me había gustado ver un original de Sorolla en algún
museo pero no se dio la oportunidad. En cambio, recibí una generosa compensación. Hace pocos días, al cumplirse 91 años desde que Sorolla nos dejo sus obras, recibí un bellísimo álbum titulado “Sorolla - Obras maestras” publicado por Blanca Pons-
Sorolla, la bisnieta del artista. Como no me gusta leer las opiniones de los
demás (menos las de los familiares…) sobre
algo que me emociona de una manera muy personal, no he leído en texto y
probablemente ni lo leeré. Prefiero disfrutar plenamente de las imágenes y además
aprovecho para compartir algunas en mi blog. Mis rudimentarios métodos de
reproducir imágenes no me permiten captarlas íntegramente, ni tampoco mantener
la excelente calidad que tienen en el álbum, pero es lo que puedo compartir por
ahora.
El álbum
incluye también algunas fotografías de Sorrola en su Valencia querida, la que lo inspiró y lo hizo quedar para siempre el pintor del sol, de la luz y de su Mar...
El Joven Sorolla, en 1881
Joaquín Sorolla, pintando Playa de Valencia. Sol de la tarde, 1901
Joaquín Sorolla, pintando El baño del caballo, en El Cabañal (Valencia), 1909
Joaquín Sorolla pintando Niños en la playa. Valencia en El Cabañal (Valencia), 1916
Joaquín Sorolla, Autoretrato, 1904
Joaquín Sorolla y Bastida (27 de febrero 1863, VALENCIA - 10 de agosto 1923, Cercedilla, provincia de Madrid)
Agradecimientos:
Agradezco a la persona que al visitar el Museo Sorrola, en Madrid, pensó en mí
y me envió este generoso regalo.
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