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martes, 31 de julio de 2012

JACINTO BENAVENTE sobre... la MODA



Jacinto Benavente y Martínez (1866 –  1954) dramaturgo, director, guionista y productor de cine español, Premio Nobel de Literatura 1922, es considerado para el teatro español de principios del siglo XX, “el autor más valorado por el público de su tiempo”. Los críticos de su obra destacan su triple condición de satírico, crítico implacable y analista sutil de la sociedad. En su obra, que como fundamento la vida real, aparece de forma constante el  interés por la psicología femenina.
En una de sus conferencias opinaba, con la sutil ironía que le caracterizaba, sobre la MODA de la época.

 A continuación les transcribo parte del artículo publicado en una revista de 1924
  




PSICOLOGIA DE LA MODA

FRAGMENTO DE UNA CONFERENCIA

Si por la moda nos dejamos influir en lo más íntimo de nuestra personalidad – sentimiento religioso, ideas políticas y sociales, criterio artístico - , ¿que no será en lo que menos nos importa, en los aspectos que solo aspectos significan: usos en el trato social, fórmulas de cortesía, vestidos, bailes? Lo que era finura, pasa a ser ordinariez; lo que era distinguido, pasa  a ser cursi, y viceversa. Hay flores de moda, y perros, y gatos. Lo que se comía con cuchara, se come con tenedor. ¿Y en el vestido? Es la moda la que ordena las estaciones y no las estaciones las modas. En la época del Directorio, en Francia, las francesas afrontaban por igual calores y frios en la pagana desnudez a la griega, que era el figurín adoptado. El vestido fué siempre para la mujer más adorno que abrigo. Yo creo que Eva, antes de una hoja de parra por pudor, se puso en la cabeza una pluma de ave del paraíso por adorno.
Que el pudor es distinto según las horas del día no cabe dudarlo. Hay horas en que seria inconveniente enseñar los hombros y las espaldas y horas en que sólo pueden enseñarse la pantorrillas.En traje de baño lo más chic es taparse mucho, y en traje de sociedad, lo menos posible. Por algo la protagonista de Histoire Comique, de Anatole France, asegura que eso del pudor es una macana; que el pudor, en resumidas cuentas, no es más que la vergüenza de mostrar imperfecciones físicas, porque la perfección corporal es rara avis; pero una hermosa desnudez es la más casta vestidura. La desnudez es la sinceridad corporal: una honradez que no todos pueden tener. El símbolo de la verdad es la desnudez. ¡Pero son tan pocos los que  pueden desnudarse ni física ni espiritualmente!
Hemos visto como el vestido, cuya utilidad es preservarnos de los rigores atmosféricos, cuya moralidad es defender el natural instinto del pudor, contraría la utilidad y hasta el pudor cuando la moda, como una más de las bellas artes impone el desinterés más absoluto: el arte por el arte, el vestido como adorno, sin otra finalidad – ni siquiera la de embellecer en muchos casos – que la de transformar, la de disfrazarnos, la de mostrarnos con apariencias diversas para darnos la ilusión de la variedad dentro de nuestra aburrida vida. Y así, la moda se burla del pudor, prescinde de la comodidad, trueca estaciones y hasta trueca los sexos, virilizando a las mujeres y afeminando a los hombres, como deidad caprichosa.

1924. Decoración gráfica Revista Blanco y Negro - Estilo Art Deco

1920. Vestido en terciopelo negro con azabaches y manto amplio, forrado con tissú de plata, forma zig-zag en ambos costados.
Creaciones de la Casa Anita y Marinette


1924 Tres vestidos decorados con elementos Art Deco bordados 


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